martes, 4 de noviembre de 2014

Vivir, pensar, sentir...


Qué manía tenemos de elucubrar sin conocer la información suficiente para que nuestros pensamientos tengan algún sentido. Qué miedo tenemos de preguntar para conseguir la información suficiente.

Sé cómo funciona nuestra mente. Sé que ocurren cosas ajenas a nosotros, y que son nuestros pensamientos acerca de esas cosas, los que provocan los sentimientos que tendremos finalmente, esos que asociamos directa y erróneamente a las cosas. Porque, así es, lo que sentimos depende de nosotros mismos, de nuestra manera de ver las cosas que nos pasan, no de esas cosas. Así que, al menos hasta cierto punto, supongo que podemos controlar lo que sentimos. O por lo menos aceptarlo y vivirlo de una forma más natural, menos destructiva y agotadora.

Al menos domino el primer paso, ahora me falta dar el segundo, hacer frente a los malos pensamientos que terminan por provocarme malos sentimientos. Si lo analizamos racionalmente, nos sentiremos gilipollas (y disculpad el improperio), porque parece absurdo que empleemos energía montando historias en nuestra cabeza que no tienen base verídica y encima nos causan dolor. ¿Por qué, a pesar de todo, lo hacemos?, misterios de la vida. Y vendrán los optimistas a decirme que no, que ellos no lo hacen, y yo me lo tendré que creer (es que me cuesta creer que exista alguien que nunca lo haya hecho). Yo lo he hecho, lo hago, y me temo que lo seguiré haciendo, aunque confío en contener esa manía tan dañina con el paso del tiempo. Tal como está la vida, más nos vale ahorrar todas nuestras fuerzas para enfrentar los problemas cuando realmente lleguen, y entonces, hacerlo con todo el optimismo de que seamos capaces. Dicen que los pensamientos positivos atraen las cosas buenas, a probarlo todo el mundo.

Os doy  un consejo, aunque dé miedo, intentad salir de dudas antes de poner vuestras mentes patas arriba y flagelaros con vuestros pensamientos negativos. Y si resulta que habíais acertado con vuestra fea premonición, al menos el sentimiento de dolor que vendrá después tendrá sentido. Pero no os machaquéis por amor al arte (qué fácil es dar consejos y qué complicado seguirlos, ¿verdad?).